ROSQUILLAS DE ANÍS. DULCE TRADICIONAL

Rosquillas de anís


Las rosquillas de anís son el dulce de sartén más popular entre los más pequeños, al menos de los míos que disfrutan siempre haciéndolas con su padre (sí, esta vez una elaboración es de mi marido) y es que a mis peques les encanta darles forma y hacerles el agujerito. Son dulces tradicionales que van pasando de generación en generación, y que cada uno de los que cogemos el testigo añadimos nuestro granito de arena, personalizando nuestra nueva-vieja receta de la que disfrutamos toda la familia. Y no te preocupes por el anís, porque el alcohol se evapora al freírlas.

Estos dulces típicos, son muy fáciles de hacer, con ingredientes de cocina diaria, económicos y deliciosos, si nunca los has hecho te invito que pruebes esta receta, estoy segura que te va a encantar.

Son unos de los dulces más típicos de España y en Semana Santa aún más, junto con las torrijas, la leche frita, los buñuelos de viento o los pestiños con miel.

Estas rosquillas de anís que te propongo tienen un toque de limón que les da un sabor muy rico. Se preparan en un momento y lo suyo es hacer una buena cantidad y guardarlas en una bolsa hermética porque aguantan bien muchos días. Quedan crujientes por fuera y tiernas por dentro. 


INGREDIENTES

900 gr de harina de trigo

     500 gr de azúcar

4 huevos  

     2 limones

150 gr de mantequilla

     200 ml de anís

30 gr de levadura química

     Aceite de girasol


PREPARACIÓN

Derrite la mantequilla en el microondas.

Coloca los huevos en un bol, añade el azúcar y la mantequilla derretida. Mezcla con la varilla. Cuando esté todo bien mezclado, añade la ralladura de limón poniendo cuidado en añadir solo la parte amarilla. Añade también, a través de un colador, el zumo de los limones, y el anís. Mezcla de nuevo.

Rosquillas de anís
Incorpora la harina. Mezcla la levadura química con una parte de la harina y vuélcala en la mezcla. Ve poco a poco incorporando harina y mezclando con una cuchara. Pasa la mezcla a la mesa cuando esté bastante espesa y cueste trabajarla.

Espolvorea con harina la superficie de trabajo y vuelca la masa. Amasa con las manos. Tienes que tener suficiente harina en la base de trabajo para que la masa vaya absorbiendo la cantidad de harina que necesite. De ahí que digan que las roquillas tienen que llevar la harina que admitan (para que no se te pegue a los dedos, mójate las manos con agua fría).

Deja reposar la masa durante una hora.

Prepara las rosquillas. Toma pequeñas porciones de masa. Dales forma de bola y hazles un agujerito en el centro con el dedo. Mara bien el agujero porque las rosquillas crecen al freírlas y puede que se cierren. El tamaño de las rosquillas va a tu gusto o en nuestro caso como han querido los enanos hacerlas.

Llegamos a la parte solo para adultos. Fríe las rosquillas. Coloca abundante aceite de girasol, en una sartén al fuego. Coloca las rosquillas cuando el aceite esté bien caliente. No llenes mucho las sartén porque las rosquillas crecen y no tendrán espacio. Es mejor que se hagan deprisa para que pierdan la menos cantidad de humedad posible. Retíralas a un plato con papel absorbente cuando estén bien doraditas por las dos caras.

Pasa las rosquillas por azúcar.

A disfrutar!!!


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