Hoy nos vamos a una ciudad vestida por tres montes, tres playas, una isla y un río, Donosti (San Sebastian). Pero más exactamente no vamos a situamos en el Peine del Viento. Piensa en el mar Cantábrico enfurecido, el olor a salitre te empapa, las olas rompen contra las rocas produciendo geiseres artificiales. 

El olor a mar te llena los pulmones, siente la  tranquilidad, la mente se relaja. Es su olor, su color, su brisa, la inmensidad de la superficie del agua...

¿A ti que te transmite el olor a mar? 

¿Piensas en la playa? Nos encontramos en la Playa de la Concha,  con los pies hundidos en la arena, en su fina arena dorada.

O lo ves refugiado en la Terraza del Monte Igueldo con unas vistas que te sobrecogen, ver como el mar, la ciudad y en monte se unen para formar un conjunto espectacular.

Sea a donde sea donde tu mente te ha transportado, pensar en el mar, me recarga fuerza, me da energía y calma la mente. 

¡¡Y me da hambre!!! Porque sea en la playa o en el monte, cuando llega la hora de comer, no sé si es por estar al aire libre, que los sabores de los alimentos se intensifican, o por saber que estás en calma, que comes tranquila y sosegadamente. Pero todo sabe mejor y llega la hora de comer y comes con ganas, con hambre. No porque has llegado de trabajar, son las tres de la tarde y come rápido porque empiezan los niños las extraescolares, hay que hacer compra, se te ha olvidado planchar la camisa de mañana.....

Pues pensando en ese maravilloso olor a mar, te traigo una receta con sabor a mar, una receta tradicional en esta tierra Donostiarra, una receta sencilla, sencillamente espectacular. Disfruta.

Esta lubina se la agradezco a mi marido, que más fresca no puede ser. Gracias cielo por esa afición tuya a la pesca que de vez en cuando nos trae estas maravillas. (lubina y chova)

LUBINA A LA DONOSTIARRA

La lubina a la Donostiarra es una de las recetas más exquisitas de la cocina vasca, con un lecho de patatas y cebolla, con unas rodajas de limón en su lomo horneada con ajitos y guindillas ( yo en este caso como mis enanitos también disfrutan de esta manjar, no pusimos guindillas, así que el paso de guindillas lo pondré entre paréntesis como opcional 🌶).

La lubina es uno de los pescados blancos más delicados que se pueden encontrar. Se cocina de mil y una maneras y cada versión es un top 10 en el mundo de los pescados. Desde un tartar, pasando por un ceviche, a la plancha o cualquiera de sus recetas al horno, son una opción estupenda cuando se trata de disfrutar de un buen pescado.

Ingredientes

1 lubina	1 limón
3 patatas medianas	1 cebolla
4 ajos	guindilla al gusto
aceite de oliva	sal
perejil	vinagre

Preparación

Limpia la lubina de tripas y escamas. Sécala y hazle unos cortes superficiales en uno de los lados e introduce en ellos media rodaja de limón.

Pela y corta las patatas y la cebolla en juliana. Lamina los ajos (y las guindillas)

Calienta el  suficiente de aceite para pochar las patatas y la cebolla hasta que estén tiernas, ya que se terminarán de hacer en el horno; retira, escurre y sazona. Ponlas en la fuente de horno haciendo una cama para la lubina, coloca encima la lubina aderezada con sal y un chorrito de aceite.

Asa 25 min a 180º C. La mía al ser salvaje la ha tenido 10 min más, ya que son de mayor tamaño que las criada en acuicultura.

Pica perejil y reserva.

Cuando la lubina esté hecha. Dora en una sartén los ajos (y la guindilla) con unos 50 ml de aceite, aparta del fuego y añade de golpe 2 cucharas de vinagre.

Retira el pescado del horno, vierte por encima la salsa y espolvorea con el perejil. 

Sirve enseguida.

¡Buen provecho! ¡On egin!